Porque me van a regalar la entrada, porque me van a invitar a una cena, porque voy a estar más cerca de los ponentes que como asistente, porque… porque… porque…
Cuando hacemos una llamada a voluntarios siempre te decimos las ventajas que tiene ser voluntario. Ahora te voy a explicar cómo se vive una WordCamp desde el punto de vista de un voluntario, una visión tan particular como que es la mía.
Una de las cosas que diferencia a una WordCamp de una conferencia es el ambiente que se respira, colaboración y camaradería. Después de entrar en el grupo de meetup de WordPress Pontevedra y conocer la comunidad local fui conociendo gente de las otras provincias gallegas, primero Ourense, luego Lugo y finalmente se presentó la oportunidad de asistir a mi primera WordCamp en Santander y conocer a gente de otras partes de España.
La primera sorpresa fue lo que te comenté antes, el ambiente. No vienes a escuchar una charla y marchar, tuve la suerte de conocer a Ana Cirujano, Tomás Sierra, Carlos Herrera, Darío Barbotín… vamos a parar que la lista es muy grande. Y sí, también a Fernando Tellado que me hizo perder la única charla que no vi del programa pero en la conversación que tuvimos salió la clave: tú también puedes ayudar a la comunidad y no necesitas ser desarrollador ni un experto en nada.
Al poco tiempo me ofrecí como voluntario en la WordCamp de Las Palmas, mi primera experiencia como voluntario donde conocí a más gente, hice más amigos y solo vi tres charlas (una porque me equivoqué de hora) pero regresé con la sensación de que había ayudado en algo a la comunidad, la satisfacción por haber sido útil aportando y haber estrechado lazos con la gente que había conocido en Santander.
Después de Canarias la siguiente fue Madrid, una experiencia genial porque, aparte de las aventuras del viaje, ya conocía a bastante gente de la comunidad e inclusive a algún voluntario así que ya no era un voluntario que trabajaba para un evento, sino un compañero que le echa una mano a unos amigos para montar una fiesta.
Esto suena a cuento, pero la prueba de que es así es que mi última WordCamp fue en Irun, me apunté a última hora y me ofrecí como voluntario. Fui amablemente rechazado porque el cupo estaba completo, sin embargo el día anterior estaba por allí y terminé echando una mano. ¿Por qué si no tenía obligación, pagué mi entrada y no me correspondía camiseta? Pues porque unos amigos estaban organizando una fiesta y les venía bien una ayuda.
Ahora te puedo decir lo que he ganado como voluntario en una WordCamp: unas camisetas exclusivas para voluntarios, asistir a las cenas de ponentes, organizadores y voluntarios, conocer de primera mano a la mayoría de los ponentes, compartir con patrocinadores y organizadores, todo eso es cierto. Pero lo que no te puedo contar es la satisfacción que produce el sentirse útil y apreciado por tus amigos, eso tienes que experimentarlo por ti mismo.
Foto destacada por Álvaro MrFoxTalbot
Si queréis conocer otras experiencias de voluntarios en WordCamps tenéis por ejemplo la de Ana Cirujano en la WordCamp Brighton.
Muchas gracias por todo lo que haces José Luis! Esperamos seguir viéndote en todas y cada una de las siguientes WordCamp 😀